JP Mbongo explora raíces y géneros entre la música congoleña, soul y sonidos urbanos.
Jean Paul Mbongo creció rodeado de música como en cualquier hogar africano. Su primer flechazo con los focos fue a los ocho años al cantar delante de todo su colegio un solo en el recital de Navidad; a esa temprana edad comenzó su afición por el canto. Pero no fue hasta los 16 que decidió responder a esa llamada de la música, y entonces se empezaron a disparar sus inquietudes artísticas aprendiendo a tocar la guitarra, escribiendo poemas en clase a escondidas, y bailando tanto música congoleña como urbana.
Su crecimiento, gusto y cultura musical siempre se han visto influenciados por sus seres queridos. Su madre le contó que uno de sus artistas favoritos de la infancia fue Bob Marley y entonces se sumergió en el reggae. Un gran profesor le descubrió a Michael Jackson, quien se convirtió en uno de sus referentes hasta la fecha, y el detonante para empezar a nutrirse de la cultura afroamericana escuchando Rhythm and Blues, Soul, y música popular. Y fue uno de sus mejores amigos quien le descubrió a Sharif El Increíble, un artista aragonés que le inspiró a empezar a escribir y le abrió las puertas del mundo del rap.
En sus primeros años de universidad, con su grupo de amigos se dedicó a organizar y llenar salas de conciertos, comenzando a crearse un nombre en su ciudad natal, Pamplona, con buenos repertorios y directos tan cuidados como enérgicos, aunque no fue hasta 2022 que decidió empezar a sacar a la luz sus canciones. “Para mi gusto – contaba el cantautor navarro – llevaba mucho tiempo callado”, pero ha decidido romper ese silencio y, ahora, de la mano de Acqustic está quitando el polvo de su libreta publicando las canciones que nacieron como un sueño en su habitación con sus dos guitarras: Rocío y Candela.
Ahora nos encontramos presenciando el nacimiento de un artista con un género por definir, que no solo ha mamado música desde la cuna y que tiene el directo como hábitat, sino que además aspira a componer canciones para alegrar y despertar sentimientos genuinos en sus oyentes, devolviendo ese tesoro que grandes de la talla de Silvio Rodríguez o Carlos Ares le han regalado.
«Tan Cerca y Tan Lejos» es un atardecer, un tren, unas fotos en blanco y negro y un calcetín. Un viaje de la mano de JP Mbongo & Félis a un final impensable y desgarrador. «Tan Cerca y Tan Lejos» es us una canción dulce e íntima como un vals, triste como una despedida y tan inevitable como el destino; perfecta para aquellos apasionados que les guste evadirse a mundos que no son ni blancos ni negros, donde los sueños no están ni tan cerca ni tan lejos. La canción habla de un presente insípido sin la persona con la que ibas a cumplir tus sueños. Aunque el camino esté impregnado de melancolía, delirio, e impotencia, la esperanza acaba siendo la gran aliada tarde o temprano.
«Ana Iturrama» es un chapuzón en el mundo interior desmelenado, romántico y espontáneo de un chaval, que cuando piensa que nadie le escucha, se da el lujo de sentir y pensar en voz alta. Este tema de JP Mbongo es alegre y vacilón como un adolescente, cuya mezcla del indie con el pop-rock tiene como resultado una canción que irradia ganas de saltar y cantar gritando. Ideal para cualquier playlist de esta primavera.
Su nuevo lanzamiento «El Pasillo», habla del momento por el que muchos románticos pasamos que es cuando uno levanta sus cartas y espera una reciprocidad. Como cuando mandas un mensaje arriesgado y te alejas del teléfono por los nervios. Es un último intento, después de varios fallidos, por conquistar a alguien; es la contraposición entre hacerse el duro y mostrarse vulnerable, entre una melodía contagiosamente viva y una letra triste. Esta canción es ideal para escucharla o bailarla como nació: en mitad de la noche. Cuando todo duerme y solo se oye cantar a los grillos.